La última palabra de moda en los círculos Internet es ASP o PSA para
los españoles. A los veteranos de la programación web, ASP les
resultará familiar: Active Server Pages, la respuesta de Microsoft a
la creación dinámica de páginas web. Pero no, no se trata de ese ASP
sino de Application Service Providers o Proveedores de Servicios de
Aplicaciones (PSA).
¿Que no tiene dinero para comprar una aplicación de ERP o de CRM? No
se preocupe, un PSA es la respuesta. ¿Que no puede invertir tantos
recursos económicos y humanos en lanzar su aplicación de comercio
B2B? No se aflija, un PSA lo hace por usted. ¿Que sus servidores y
líneas de comunicación no pueden soportar el tráfico de la aplicación
que está proyectando? No hay problema, un PSA sí.
PSA representa la tendencia más novedosa en modelos de negocio
basados en Internet. Se fundamenta en ofrecer una solución de red
integrada y total, que incluya software, hardware, cableado,
mantenimiento, soporte, conectividad a Internet con acceso fijo y/o
móvil (WAP), actualización constante tanto de los programas como del
hardware y otros servicios igualmente interesante. Básicamente, se
trata de servir en alquiler software especialmente caro, personal
cualificado, servidores y canales de acceso de gran capacidad, de
manera que la empresa que contrata al PSA se evite esas inversiones
iniciales, que de entrada pueden resultar prohibitivas. La idea
consiste pues en alquilar en vez de comprar, externalizar en vez de
afrontar grandes gastos.
Las ventajas son evidentes. Aplicaciones o servidores que hasta ahora
sólo estaban al alcance de grandes empresas con recursos ilimitados
pasan a estar disponibles para cualquier pequeña o mediana empresa,
derribando así la barrera de entrada en nichos de mercado antes
cerrados. Adquirir una aplicación de Planificación de Recursos
Empresariales (ERP) o de Gestión de Relación con Clientes (CRM), un
lujo al alcance de unos pocos, con PSA se haría realidad para todos.
Desplegar una sofisticada aplicación de comercio electrónico, con la
consiguiente inversión en programas y servidores, mano de obra,
mantenimiento, etc., pasaría a ser una posibilidad asequible con PSA,
al alcance de pequeños empresarios de limitados recursos de TI. La
PSA hace frente a las necesidades de adquirir servidores más potentes
o canales de comunicación de mayor capacidad.
PSA se erige así en una herramienta de democratización, eliminando
muchas de las barreras económicas o tecnológicas de adquisición,
operación y mantenimiento de aplicaciones o recursos reservados
tradicionalmente a los grandes. Si tiene en su empresa un navegador y
conexión a Internet, ya puede operar una gran aplicación albergada en
un PSA. Pero no todo pueden ser ventajas, ¿cuál es su lado oscuro?
Por supuesto, su riesgo más evidente es para la seguridad de la
empresa que contrata al Proveedor de Servicios de Aplicaciones.
Cuanto mayor sea el atractivo de hacerse con la información mantenida
por el PSA, mayor será el número de ataques. Resulta obvio que de
forma natural los PSA se convertirán en blanco preferido de los
hackers.
Los servicios de seguridad mínimos exigibles al PSA serán:
– Cifrado de las comunicaciones, utilizando canales seguros con SSL
de 128 bits o acudiendo a tecnologías de VPN (cuidado aquí con
soluciones cerradas como PPTP de Microsoft, con agujeros ya
encontrados).
– Autenticación fuerte, basada en técnicas criptográficas robustas e
infalsificables, que por supuesto deberán guardar proporción con el
nivel de sensibilidad de la información a proteger.
– Detección de intrusos, escaneos de puertos y de otras operaciones
sospechosas. Se deberá dotar al sistema de una capacidad de respuesta
rápida y eficaz.
– Utilización de un sistema operativo seguro, o al menos, seguramente
configurado, con definición de permisos de accesos muy restrictivos y
especial cuidado en programas ejecutables accesibles a través de las
redes. Resulta fundamental que los clientes de un PSA no puedan
acceder a los datos de otros clientes (de la competencia) albergados
en el mismo PSA.
– Mantenimiento realizado preferiblemente desde las propias consolas
de los servidores, ya que se previenen problemas de agujeros en los
accesos remotos. Es importante establecer quién accede a los datos de
quién. ¿Puede un administrador del PSA acceder rutinariamente a la
información confidencial y sensible de una empresa?
A pesar de todas las medidas de seguridad, los mayores peligros a los
que se enfrenta un servicio de PSA ofrecido a través de redes
públicas son:
– Denegación de servicio: si el PSA deja de prestar el servicio
transitoriamente, bien por ataques de hackers, bien por causas
técnicas, la empresa puede ver su negocio seriamente afectado,
dependiendo su impacto de la mayor o menor necesidad de prestación
continuada del servicio a sus clientes. Hoy por hoy, habida cuenta
del ciclo de vida tradicional del software, donde son los clientes, y
no sus creadores, los que prueban el software y descubren
vulnerabilidades, resulta muy arriesgado confiar en que el PSA se
mantendrá a prueba de ataques con todas las brechas de seguridad
cerradas y que garantizará un servicio durante el 100% del tiempo,
incluso bajo ataques con éxito. La redundancia física y lógica de
servidores juega aquí un papel crítico.
– La línea Maginot: una vez más, el mayor riesgo no procede de fuera,
sino de dentro del propio PSA. Si alberga en él información
confidencial de gran valor, un empleado desleal del PSA o implantado
allí por un rival podría sentirse tentado de robarla para su uso o
venderla al mejor postor. Nadie como él conoce cómo funciona
internamente el Proveedor, por lo que nadie mejor que él para atacar
sin dejar rastro. Estos empleados también podrían ser vulnerables a
ataques de ingeniería social, sobornos, extorsiones, etc.
En la actualidad, los PSA se encuentran en su infancia. A pesar de la
publicidad, los riesgos superan con mucho a las ventajas como para
apostar fuerte por un PSA de acceso a través de redes públicas. Por
supuesto, esta situación cambiará en el futuro, especialmente en la
medida en que la seguridad se afronte como un objetivo prioritario
del ASP y no como una mera cláusula del contrato. Si está barajando
la idea de externalizar sus servicios, sopese bien las amenazas y
después, dude. La responsabilidad de la elección es muy grande. Al
fin y al cabo, está jugando con la seguridad de su empresa y de sus
clientes.
Más Información:
El fenómeno ASP:
http://www.idg.es/comunicaciones/mainart.asp?artid=106855
‘Netsourcing’: la revolución que viene:
http://www.nueva-economia.com/2000/NE028/NE028-38a.html
criptonomicon@iec.csic.es
Boletín Criptonomicón #70
http://www.iec.csic.es/criptonomicon
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