Los mayores obstáculos a los que se han enfrentado las empresas
pioneras en la implantación de soluciones PKI para sus necesidades de
negocio electrónico (e-Business) han sido tradicionalmente:
– – La falta de interoperabilidad, ya que el mero hecho de ceñirse al
estándar X.509.v3 no garantiza en absoluto que dos certificados
generados por dos sistemas desarrollados por casas distintas sean
mutuamente compatibles. Además, existen problemas de confianza entre
AC de distintas organizaciones, que puede imposibilitar la
verificación con éxito de cadenas de certificación cuya AC raíz sea
desconocida o no confiable, invalidándose todo el esquema de PKI.
– – El coste ha sido un problema desde el principio. Al no existir un
mercado suficientemente maduro en PKI, cada empresa que ofrece
soluciones de clave pública tarifica en función de criterios diversos
(por certificado, por uso de certificado, por servidores
instalados,…) y cobra honorarios también dispares, de manera que la
inversión en PKI como respuesta a las necesidades de seguridad y
accesibilidad a los activos informáticos de la empresa puede resultar
cuando menos inesperadamente elevada.
– – Las aplicaciones patrimoniales (legacy), cuyo acceso representa la
motivación principal para aventurarse en la jungla de PKI, no son
compatibles con la mayoría de soluciones ofertadas, desincentivando
así su uso.
– – PKI termina presentando problemas de escalabilidad, cuando el número
de certificados emitidos a los usuarios va creciendo, debido a que las
listas de revocación deben ser consultadas en cada operación que
involucre certificados y firmas digitales, si se desea una
implantación seria y robusta de PKI. Bien es cierto que el esquema de
confianza vertical, promulgado por las estructuras de certificación en
árbol, resulta más escalable que los modelos de confianza horizontal,
como el adoptado por PGP, cuya problemática es tan seria que no se
prevé solución satisfactoria.
– – Finalmente, la tecnología PKI se le antoja un tanto esotérica al
usuario final, que no terminan de entender del todo la jerga
relacionada. Acostumbrado a autenticarse sin más que introducir su
nombre y contraseña, puede sentirse fácilmente rebasado por la
complejidad tecnológica de las firmas digitales y demás funciones
criptográficas. Por demás, en la medida en que no se instauren las
tarjetas chip, controles biométricos y otros dispositivos similares
criptográficamente robustos, el problema de los usuarios anotando su
contraseña (en este caso para acceder a su clave privada) en un
post-it pegado en el monitor persistirá por mucho tiempo.
Por lo tanto, ¿constituye PKI la solución a sus problemas? La
respuesta depende de qué problemas afronte. No existen fórmulas
mágicas ni soluciones generales aptas para todo tipo de negocio.
La PKI resulta ideal en una intranet, en la que se comparten
documentos (trabajo en grupo), se accede a recursos de red (cálculo,
servidores de archivos, bases de datos, etc.), se intercambia correo
certificado entre los empleados, etc. PKI resulta mucho más ágil que
los sistemas tradicionales de control basados en nombre y contraseña y
listas de control de acceso.
En el caso de extranets o de Internet, PKI es de uso obligado. De
hecho, es la única forma conocida actualmente de prestar confianza a
los actores de las relaciones telemáticas que no se conocen entre
ellos, tanto en el business-to-business entre empresas, como en el
comercio al por menor, entre vendedores y compradores particulares por
Internet. La confianza en un grupo de AC mundialmente reconocidas
(como VeriSign) o localmente aceptadas (como FNMT, ACE o FESTE en
España) permite que las entidades involucradas puedan fiarse unas de
otras, a pesar de no existir contacto físico ni vínculo previo entre
las partes. SSL y SET se están convirtiendo en estándares de facto que
atestiguan el éxito de las tecnologías de clave pública en escenarios
de seguridad descentralizados como Internet. Las últimas iniciativas
de las Administraciones Públicas para descargar procedimientos
administrativos, realizados en papel y sometidos a la venalidad
burocrática, hacia procesos digitales interactivos, hacen uso también
de tecnología PKI.
Piénselo. PKI puede ser la respuesta a su futuro. Eso sí, no olvide
definir correctamente cuáles son sus necesidades exactas y entonces
elija la estrategia PKI que mejor se adapte a su modelo de negocio.
Exija soluciones/productos integrables centrados en su proceso de
negocio. Sólo entonces la tecnología probará ser su mejor aliado.
criptonomicon@iec.csic.es
Boletín Criptonomicón #57
http://www.iec.csic.es/criptonomicon
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