¿Son seguras las aplicaciones de mensajería instantánea? Un estudio de
Symantec analiza el impacto que tienen las principales aplicaciones de
mensajería instantánea en la seguridad así como su creciente utilización
para la distribución de malware.
La mensajería instantánea se está convirtiendo, cada vez más, en un
sistema popular para el intercambio de mensajes. A diferencia del correo
electrónico tradicional, la comunicación entre los participantes es en
tiempo real y, además, el programa nos informa cada vez que uno de
nuestros contactos se conecta.
Los diversos productos de mensajería instantánea están basados en una
tecnología cliente servidor. Los usuarios utilizan un cliente para
conectar con un servidor externo, que centraliza todas las conexiones.
Actualmente existen diferentes productos de mensajería instantánea y,
por lo general, se trata de aplicaciones totalmente incompatibles. Es
decir, los usuarios de un servicio sólo pueden comunicarse con otros
usuarios del mismo servicio. Existen algunas utilidades y clientes que
disponen de capacidad «multiservicio», aunque se trata de productos
desarrollados de forma externa a los principales servicios existentes.
Cada usuario del servicio de mensajería electrónico debe disponer de un
identificador único que lo identifica ante el sistema y el resto de los
usuarios. Por tanto, el usuario al conectar al servicio debe facilitar
ese identificador y la contraseña establecida.
En líneas generales, el intercambio de mensajes se realiza siempre a
través del servidor. Así cuando el usuario A envía un mensaje a B, el
proceso esquemático es el siguiente:
* A escribe el mensaje en el cliente de mensajería.
* El programa cliente envía el texto al servidor central.
* El servidor recibe el mensaje y lo envía al cliente de B.
* B recibe el mensaje y lo visualiza en su cliente de mensajería.
Normalmente los programas de mensajería siempre utilizan el servidor
central para el intercambio de mensajes; no obstante, existen algunos
programas que una vez establecida la conexión establecen una conexión
directa entre A y B, de forma que sus mensajes no pasan por el servidor
central.
Los programas de mensajería instantánea actuales, como el MSN Messenger
(también conocido como Windows Messenger), Yahoo! Messenger y ICQ, no se
limitan al intercambio de mensajes de texto, también ofrecen la
posibilidad de intercambiar cualquier tipo de archivos.
Por otra parte, algunos programas también permiten que los usuarios
compartan los archivos de una carpeta con sus interlocutores. Esta
compartición se realiza a través de la misma conexión establecida para
el intercambio de mensajes. Incluso es posible compartir toda la unidad
de disco, para que ésta quede a la disposición del interlocutor.
Todo esto convierte los programas de mensajería instantánea en
potenciales puertas traseras de la seguridad perimetral. Un atacante
puede utilizar un programa de mensajería instantánea para enviar un
Caballo de Troya que contenga una puerta trasera.
Como en el mismo momento en que consigue enviar un archivo el canal de
comunicación ya está establecido, el atacante no tiene por que
preocuparse en identificar la dirección IP de la víctima… para él, su
víctima no es otra cosa que un simple nombre en la lista de contactos.
Esto es una gran ventaja cuando se desea obtener el control del
ordenador de un usuario que conecta mediante módem o con dirección IP no
fija. Aunque su dirección IP en la red cambie, lo más probable es que su
identificador continúe siendo el mismo.
Durante los últimos meses se han dado a conocer, como hemos recogido en
algunos boletines previos de «una-al-día», diversos problemas de
seguridad y la existencia de gusanos específicos contra estos servicios
de mensajería instantánea.
Este hecho es especialmente grave al considerar que todavía ningún
programa antivirus controla de forma eficaz las conexiones de los
programas de mensajería electrónica, debido básicamente a la dificultad
en la monitorización del tráfico y a los frecuentes cambios en los
métodos de comunicaciones utilizados.
Otro aspecto a considerar es la posibilidad de que nuestro interlocutor
no sea realmente quien pensamos que es. Habitualmente los programas de
mensajería guardan la configuración de contactos en el servidor, lo que
permite la movilidad del usuario. De esta forma, cuando conectamos al
servidor desde un ordenador que no es el nuestro, nos aparecen nuestros
contactos habituales.
Pero esto también significa que si un atacante consigue acceder al
servidor utilizando la contraseña de uno de nuestros contactos, a
nuestros ojos aparecerá como si fuera nuestro interlocutor legítimo. Si
tenemos archivos compartidos, el atacante podrá acceder libremente a los
mismos.
La obtención de las credenciales de un usuario puede ser una tarea
relativamente simple. En muchos casos, es posible que la contraseña
asociada al identificador de un usuario sea algo fácilmente asociable,
como el teléfono, la fecha de nacimiento, el nombre del perro…
Pero incluso si la contraseña es muy compleja, como la mayoría de
protocolos utilizados transmiten la información en claro, sin cifrado,
pueden realizarse ataques de suplantación que permitan suplantar una
conexión establecida. Para algunos programas de mensajería concretos,
incluso existen programas que automatizan todo este proceso.
Por último, y no por ello menos importante, una aplicación de mensajería
electrónica puede ser utilizada para la fuga de información
confidencial. A diferencia del correo electrónico, donde se pueden
aplicar mecanismos para identificar posibles pérdidas, es muy difícil
llegar a identificar cualquier fuga que se realice a través de una
conexión de este tipo.
xavi@hispasec.com
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